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Los beneficios de tratar la apnea del sueño

La apnea del sueño es uno de esos males a los que se suele dar poca importancia. Íntimamente vinculada al ronquido nocturno, es mucho más que un molesto ruido que quien lo produce no suele advertir (aunque sí sus compañeros de cama).

Tiene importantes repercusiones sobre el descanso, la salud y la calidad de vida tanto del paciente como de su pareja. Por ello necesita ser tratada.

Los ronquidos pueden llegar a los 80 decibelios, el equivalente a una sirena de ambulancia, interrumpiendo el sueño del que lo escucha. Provoca insomnio, un sueño irregular, despertares frecuentea… y todo ello desemboca en problemas de salud.

En aquellos que sufren la apnea son más frecuentes los dolores de cabeza matutinos, las enfermedades cardiovasculares y la hipertensión. Además, el cansancio que arrastra interfiere de forma sensible en su vida: miedo a conducir por temor a dormirse al volante, menor rendimiento en el trabajo, evita eventos sociales como cenas o como ir al cine, porque se duerme, etc.

También puede tener somnolencia con la lectura, viendo la televisión o incluso en espacios públicos, llevando a la persona a evitar estas actividades. Por lo tanto, el paciente puede estar más irritable y, a la larga, tener un estado ansioso depresivo por no poder tener un rendimiento adecuado en sus labores.

Ganar en calidad de vida 

Teniendo en cuenta todas estas premisas, es importante ponerse cuanto antes en manos de especialistas en el campo del sueño. A corto plazo el paciente va a tener sensación de un mejor descanso nocturno. En poco tiempo desaparece o disminuye significativamente el cansancio y somnolencia diurnos, mejorando el rendimiento cognitivo y la cefalea. A medio y largo plazo probablemente disminuya la morbilidad y mortalidad por patología cardiovascular.

En el caso de los niños y adolescentes es especialmente importante abordar las apneas del sueño, normalmente provocadas por las amígdalas, que frenan la entrada de aire durante la noche. Algo que suele resolverse con una sencilla cirugía. Esta patología no les favorece nada, porque están en un momento de la vida en el que el sueño es vital para su desarrollo, por eso hay que atajarlo cuanto antes.

Tratamientos para la apnea del sueño 

En el caso de los adultos, es fundamental el control de factores de riesgo como la obesidad. Es preciso adoptar hábitos de vida saludables con ejercicio físico y dieta. También abstinencia de alcohol y tabaco, así como evitar medicamentos que induzcan un sueño muy profundo.

El especialista determinará un tratamiento específico dependiendo de la gravedad de la apnea. En los casos más leves pueden ser suficientes las medidas de higiene del sueño, la disminución de peso, el evitar el decúbito supino para dormir.  En estos casos también son útiles unos dispositivos de avance mandibular (DAM) que ayudan a aumentar el espacio de las vías aéreas.

Los casos más severos requieren soporte tecnológico para poder respirar mejor durante la noche. Son los llamados CPAP o Bipap. El primero es un aparato conectado a una mascarilla que insufla el aire al paciente por medio de un aporte de presión positiva continua, evitando que las vías respiratorias se colapsen. 

El segundo es muy similar, pero actúa tanto en la inspiración como en la espiración. Se trata de un dispositivo de pequeñas dimensiones, y existen múltiples modelos para que el paciente se sienta confortable. Para aquellos que no toleran este tipo de aparatos cabe la posibilidad de realizar una intervención quirúrgica que produzca un aumento del espacio aéreo para favorecer la entrada de oxígeno durante la respiración. 

Cuidate Plus / Farmanuario

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